La primera vez en 300 años que España no puede utilizar la violencia física, y los catalanes ponen la directa... La gran lección del 9N: España es impotente. Brama mucho pero ya no puede morder. Grita pero no controla. Y el mundo lo ha visto. El mundo ha visto que España es un estado incapaz de hacer cumplir sus leyes en Cataluña, que España ya no es el estado de Cataluña. Quien quiera rebajar la fuerza de los hechos que lo haga. Pero ayer el mundo vio a España como un estado fallido. Los estados fallidos se distinguen porque no funcionan. Porque no son capaces de regular con eficacia la vida en sus territorios. Ayer España no pintaba nada en Cataluña: así de sencillo y así de claro. Y a la vez el mundo también vio ayer a los catalanes como una gente organizada, capaz de construir un estado, que esto era el 9N. Y capaz de hacerlo funcionar con rigor y seriedad, como un reloj. Estas dos imágenes contrapuestas tendrán mucho valor las próximas semanas y meses, cuando aparezca en escena el reconocimiento internacional. Era necesario que lo hiciéramos bien y lo hicimos de maravilla. Segundo jaque. No se vayan todavía: aún hay más. Respecto a ti, ciclotímico españolista que pasas del exabrupto y la mentira a la fingida comprensión, decirte que estés tranquilo: lo entenderás cuando la mayoría de escaños en las próximas elecciones refrendatarias (porque por suerte los tuyos seguirán negándose a todo) recaigan en quienes harán la declaración de independencia (que no la proclamación, la cual viene tras la declaración y la negociación arbitrada internacionalmente). El jaque mate. Sólo que para entonces ya sólo podrás llorar y preguntarte cómo se llegó a ello.